Norberto "Pappo" Napolitano

"Estoy tocando mejor que antes y la gente se da cuenta"

El legendario guitarrista editó su nuevo CD, "El auto rojo", luego de cuatro años de silencio. En esta nota habla del buen momento que está pasando y hasta de sus padres.

Pappo está exultante. Recibe al cronista en la cocina de su casa de siempre, en La Paternal. invita con un té, pone un CD de Megadeth en un pequeño reproductor portátil que está sobre la mesada, muestra unas fotos personales y sonríe. "Mirá, ella es Layla Roberts, la chica Playboy. Mirá como me abraza. Nos conocimos en una fiesta, estuvimos toda la noche juntos. Ella me dijo que tiene novio, y yo le dije que no me importa, que voy a esperarla. Estoy enamorado..." Su buen momento personal tiene un motivo visible: acaba de salir El auto rojo, el nuevo disco de su banda que el músico califica nada menos que como el mejor de su carrera.
Norberto Napolitano, según el documento, es El Carpo para sus fans y El Tano para sus amigos. Sabe que además de blusero, aficionado a los autos y a las motos, devoto de las rubias y admirador de los músicos que tocan con el corazón, es una leyenda. Pero esto último no parece afectarlo, aunque en algún momento hace alguna referencia. "Soy El Carpo hace 30 años", anuncia por ahí, acaso como para dejar en claro quién es. Es evidente que este hombre de voz grave y fornidos 49 años se muestra orgulloso de ver dónde está. Cuenta que hace unos meses tocó con su actual trío en un festival de blues y jazz en Buzios, Brasil, y que, cuando terminó su show, los locales le dijeron: "¡Seu violao fala!...". Y termina la anécdota con una risotada.
El auto rojo es su primer disco en cuatro años. Lo registró entre junio y agosto pasado, con Yulie Ruth en bajo y Bolsa González en batería -"el mejor Pappo's Blues, junto con el trío del primer disco", dice-, y con el aporte de dos invitados, Gabriel Carámbula y Miguel Botafogo. "En el disco se nota que estoy tocando mejor que antes. La gente se da cuenta. Es que yo entreno, invento, estudio. Siento que no voy a parar nunca de aprender".
-Llegar a viejo tocando cada vez mejor parece ser el gran objetivo para un músico de blues.

-Por supuesto. Si he podido crecer, es porque nunca me quedé quieto. Puede ser talento, no sé, pero seguro que tuve constancia. Además, siento que sé hablar el idioma del blues. Los bluseros se dan cuenta. Es que el blues no es solamente la pentatónica, es un mensaje espiritual. Un idioma universal. Y yo sé hablarlo.

-Hace 30 años, cuando entró al rock, ¿pensaba llega a esta edad y seguir tocando?

-Nunca lo pensé. Pero es que por la música siento mucha devoción y respeto. Por eso dejé el alcohol, por eso me cuido, me entreno. Ahora tengo muy claro que quiero vivir más, para poder tocar más.
Eso de vivir se cuela en la conversación. Pappo ahora está sentado, tomando té y mostrando orgulloso el CD con los más grandes temas de Chuck Berry que tiene sobre la mesita ratona. Y habla de la vida en esta cocina de la casa donde ahora habita solo, porque sus padres murieron durante el último año. Su mamá, que tuvo un tiempo de fama impensada por aquel hit de 1992 que decía "que nadie toque a mi vieja", partió a comienzos de este otoño. El tema lo pone serio, hasta reflexivo. "Fue duro. Y me puso donde estoy, ahora quedé como el jefe de la familia. Pero bueno, así es la vida. Y estoy tranquilo, porque alcancé a decirle a mi vieja cuánto la quería. Porque a los dos les di satisfacciones, los cuidé, les di lo que necesitaban. Ahora todo sigue."
Pappo dice que se ve, en el futuro, "un tipo de traje y blusero", tocando "hasta morir".
Y ninguna de sus palabras suena solemne. Seguramente porque tiene la sonrisa fácil como siempre, porque su nuevo disco lo entusiasma, y porque está bien.

 
"Estoy tocando mejor que antes y la gente se da cuenta"
LA RAZON en el transporte
13 de Octubre de 1999
Víctor Pintos
Nestor García